Los efectos adversos de la radiación solar sobre nuestra piel son bien conocidos. La culpa siempre es de los rayos ultravioletas (UVA y UVB). Para disminuir sus efectos usamos fotoprotectores y evitamos tomar el sol en exceso. Pero los rayos infrarrojos del sol también llegan a las capas más profundas de la piel.
La luz solar está compuesta por rayos ultravioleta (7%), por luz visible (38%) y por rayos infrarrojos (IR), que representan la fracción más considerable, un 54% del total. Según su longitud de onda, la radiación infrarroja se clasifica en tres tipos: IRA, IRB e IRC. Tanto los rayos UV como la luz visible son atenuados por la melanina, sustancia dérmica que se encuentra en las capas más superficiales de la piel; no ocurre lo mismo con los rayos IRA, que pueden atravesarla hasta alcanzar las capas interiores.
¿Nos afectan los rayos infrarrojos?
Tradicionalmente se había ignorado cualquier afecto adverso de la radiación infrarroja sobre la salud. Pero los rayos IRA inducen calor sobre nuestra piel, llegando a superarse los 40ºC en algunos momentos. Estudios evaluados por World Journal of Dermatology evidencian que una exposición normal a los rayos IRA estimula la producción de colágeno y elastina, pero su exceso puede causar alteraciones cutáneas parecidas a los efectos de los rayos UV: inflamación, fotoenvejecimiento prematuro o incluso cáncer.
Además, el exceso de radiación infrarroja afecta a diversos mecanismos bioquímicos produciendo tipos reactivos de oxígeno, conocidos como ROS, y alterando el equilibro del colágeno.
Pero, atención, no sólo recibimos rayos IRA procedentes de la radiación solar; también muchos aparatos electrónicos, como los ordenadores, emiten rayos infrarrojos.
¿Podemos protegernos de los rayos IRA?
Los protectores solares utilizados contra los rayos UV no son eficaces para proteger nuestra piel de la radiación infrarroja. Actualmente no hay disponible en el mercado ninguna sustancia química específica o filtro solar que consiga frenar la acción de los IRA; en todo caso, los compuestos disponibles deben aún probar su efectividad.
Una posible solución
Aunque existe cierta controversia al respecto, un enfoque alternativo para la fotoprotección contra los rayos IRA es la aplicación de cremas que contienen antioxidantes, como por ejemplo el galato de epigalocatequina (presente en extractos de semilla de uva y extractos de té), la vitamina C, la vitamina E y los derivados de la coenzima Q10.
Según el profesor Jean Krutman, la aplicación tópica de tales antioxidantes antes de recibir radiación infrarroja disminuiría los daños causados en la piel. Actualmente algunas firmas comerciales ya añaden a las cremas solares activos antioxidantes para frenar la acción de los rayos infrarrojos, pero faltan más estudios que avalen definitivamente su eficacia.
Otra forma de prevención frente los efectos de los rayos IRA podría ser la ingesta de antioxidantes. Estudios publicados en ISRN Dermatology demostrarían que ciertas dosis de antioxidantes administradas por vía oral frenarían el daño causado por la radiación solar.
Visto lo que la ciencia va desvelando, no cabe duda de que la mejor manera de mantener nuestra piel sana es hacer lo que siempre se ha hecho desde la antigüedad: protegerla evitando el exceso de radiación solar directa.
Fuente: http://www.elblogdelapielsana.org/protecting-the-skin-from-infrared-radiation/
Fuente: http://cdn.instructables.com/FIY/JWFR/FMEGA2U7/FIYJWFRFMEGA2U7.MEDIUM.jpg
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