El nivel de ácidos y bases es una variable que siempre está presente en el organismo humano y es de vital importancia para la salud que exista una proporción equilibrada entre ellos. Dicho nivel se define mediante el valor pH, es decir, mediante el pH se mide el grado de acidez o basicidad de cualquier sustancia.
Un valor pH entre 0 y 6.9 es propio de un ácido, y un valor pH entre 7 y 14 es propio de una base.
¿Cómo surge la acidez?
El proceso de digestión de las proteínas genera ácidos dentro del organismo. Para estabilizar el equilibrio ácido-base el cuerpo elimina el exceso de ácido fundamentalmente a través de los riñones. Además, la expulsión de dióxido de carbono en la espiración también contribuye a regular el valor pH.
Es muy importante que la relación de las proporciones ácido-base sea equilibrada.
Unos hábitos vitales y alimenticios desequilibrados pueden descompensar el equilibrio ácido-base y con él la salud del organismo. Cuando ya no es posible evacuar los ácidos producidos éstos se acumulan, frecuentemente en el tejido conjuntivo, y el resultado de este proceso no es otro que la acidificación.
¿Por qué se produce la acidificación?
El tipo de alimentación y los hábitos de vida tanto en el trabajo como fuera de él suelen ser las principales causas de un organismo ácido.
Principales causas que dan lugar a alteraciones transitorias de nuestro equilibrio ácido-base:
- una alimentación incorrecta o predominantemente acida (mucha carne)
- consumo inadecuado de alcohol
- la nicotina y la cafeína
- escasa ingesta de líquidos
- el estrés, sobrecargas físicas y mentales
- dietas desequilibradas
- diversos contaminantes medioambientales
- falta de actividad física
- transformación y neutralización insuficiente de los ácidos debido a una carencia de vitaminas y olígoelementos
El mantenimiento de unos niveles de ácido normales es de importancia vital para la totalidad del organismo humano. Por ejemplo, la sangre sólo puede transportar como es debido el oxígeno y los nutrientes si el índice de ácido está dentro del ámbito considerado normal. Hasta el corazón deja de funcionar correctamente cuando el miocardio se acidifica.
Síntomas de acidificación
A la larga la acidez termina ocasionando enfermedades
Los efectos de las alteraciones internas del metabolismo no se manifiestan espectacularmente, sino que van ganando terreno poco a poco. Por eso lo único que podemos hacer para detectarlas es prestar atención a las señales de aviso que emite nuestro organismo. En el caso de la acidificación corporal, suelen ir apareciendo progresivamente una serie de molestias características.
Entre las manifestaciones típicas tenemos, por ejemplo:
- falta de energía crónica
- agotamiento al menor esfuerzo y tendencia a sentir frío
- escasa capacidad de recuperación
- dificultades para concentrarse
- irritabilidad
- cansancio
- uñas blandas, quebradizas, hendidas, estriadas o con manchas
- molestias articulares
- excesiva sensibilidad al dolor
- propensión a las infecciones
- propensión a las alergias
También debemos prestar especial atención al estado de nuestra piel porque una piel seca, resquebrajada, agrietada o con eccema seco en ocasiones puede ser indicio de acidificación.
Nutrición y estilo de vida
La opinión de los científicos es que deberíamos Ingerir cuatro veces más elementos alcalizantes que acidificantes a través de la alimentación (proporción óptima 80 : 20) a fin de alcanzar una relación equilibrada entre ácidos y bases dentro del organismo.
Tenga presente que el estrés y el tabaco agravan aún más los posibles desequilibrios existentes. También los diabéticos y las personas cuyo metabolismo es el propio de situaciones en las que se pasa hambre (rígidas dietas de adelgazamiento), es decir, todos aquellos organismos que cuentan con un aporte alimenticio restringido, producen automáticamente más ácidos.
Por tanto, además de decantarse por una alimentación equilibrada, rica en minerales y con abundancia de fruta y verduras, también resulta aconsejable evitar el estrés y excesivo ajetreo. En este sentido hay que recalcar que comer es una de esas actividades que nunca deben llevarse a cabo deprisa y corriendo. Masticar bien, ensalivar abundantemente los alimentos e ingerir suficiente líquido (por lo menos 2 o 3 litros diarlos) son hábitos muy saludables. La práctica de actividad física, a ser posible al aire libre y sin caer en el esfuerzo excesivo, proporciona también oxígeno y activa el metabolismo. Ésta es otra forma de impedir la acumulación de desechos resultantes del metabolismo de los alimentos que son perjudiciales para el organismo.
Por regla general cuantas más proteínas contiene un alimento más ácidos se producen al procesarlo. Los alimentos de sabor ácido no son necesariamente acidificantes. Por ejemplo, los limones y las naranjas son alimentos alcalizantes. Por tanto, lo que Importa no es el sabor de los alimentos sino cómo se metabolizan.
Alimentación equilibrada rica en sustancias minerales
En la tabla anterior podemos observar una clasificación de los alimentos en relación a su grado de acidez. De todos es sabido que una alimentación equilibrada, muy variada, abundante en alimentos frescos y de origen vegetal, rica en vitaminas y minerales, y moderada en su contenido de grasa e hidratos de carbono, es una magnifica base para mantener nuestro cuerpo en buen estado de salud.
En cualquier caso, cuando se produce la acidificación corporal debemos prestar especial atención a la alimentación y sobre todo a su contenido en sustancias minerales que, además de contribuir a contrarrestar la acidez corporal, son muy importantes dentro de cualquier plan de alimentación razonable y saludable, tanto para el desarrollo fisiológico de numerosos procesos metabólicos como para la profilaxis de gran cantidad de enfermedades.
Hoy en día la sofisticación y el refinamiento de numerosas materias primas usadas en la industria alimentaria han dado como resultado que cada vez resulte más difícil aportar al organismo sustancias de importancia vital como el zinc, el calcio, el magnesio o el manganeso. Estos elementos minerales son sustancias inorgánicas que deben ser suministradas regularmente a través de la alimentación a fin de preservar al organismo de la aparición de síntomas carenciales, siendo la acidificación de los tejidos corporales uno de los primeros síntomas apreciables, al que le seguirán otros más graves si no se pone remedio.
Por todo ello nuestra alimentación cobra una vital importancia. No se trata de evitar permanentemente la comida rápida, la bollería Industrial, los alimentos envasados y los precocinados, se trata más bien de no convertir este tipo de comida en nuestra forma habitual de alimentación, y de prestar atención al contenido natural de sustancias básicas, como vitaminas y minerales, de los alimentos que ingerimos, así como de contrarrestar su ausencia o escasez con algún complemento alimenticio de calidad, sobre todo en aquellos momentos en los que no podemos decidir sobre el tipo de alimentación que queremos, o cuando se hacen dietas en las que se ingieren pocos alimentos o poca cantidad.
Fuente: http://amatusalud.es/blog/el-peligro-de-la-acidificacion-corporal/